lunes, 15 de diciembre de 2014

EXTRACTIVISMO Y DEVASTACIÓN AMAZÓNICA (Por Róger Rumrrill)

La arrasadora oleada extractivista y el cambio climático están produciendo impactos devastadores en toda la cuenca amazónica en general y en particular en la Amazonía Peruana con consecuencias irreversibles en el presente y el futuro de uno de los espacios geopolíticos, geoestratégicos e hidropolíticos más importantes del planeta en el siglo XXI.
El investigador francés, Jacques Ives Cousteau, dijo lo siguiente sobre el estado ambiental del planeta: “Probablemente se ha hecho más daño a la Tierra en el siglo XX que en toda la historia anterior de la humanidad”. Sobre la Amazonía, la cuenca que contiene entre el 15 al 20 por ciento del agua dulce y es el mayor banco genético del mundo se podría decir sin un ápice de exageración o tremendismo que en el siglo XX y en la primera década del siglo XXI ha sufrido más daños que a lo largo de 500 años. Desde la irrupción de Occidente en el mayor río-mar de la Tierra: 7 mil kilómetros de longitud y 1000 tributarios.

CAUSAS DEL DESASTRE AMBIENTAL EN LA AMAZONÍA PERUANA
Algunas de las causas del desastre ambiental que ahora castiga a nuestra Amazonía es la vigencia de un sistema extractivo-mercantil que en la última década se ha tornado en un extractivismo esquizofrénico; una mirada colonial del hipercentralismo costeño y limeño sobre la región a la que percibe sólo como un espacio de extracción de riquezas; la corrupción y el atávico incumplimiento de las políticas de Estado e incluso de los acuerdos internacionales.
Un ejemplo escandaloso es el incumplimiento por parte del Perú del Protocolo de Enmienda al Acuerdo de Promoción Comercial Perú-Estados suscrito en el 2007 e implementado a partir de 2009. Si por lo menos se habría concretado un 20 por ciento de ese acuerdo, parte del desastre y el caos forestal se habría solucionado.
Sin embargo, las causas y los orígenes de fondo del obsceno extractivismo y del cambio climático que ahora devastan a la Amazonía son de orden estructural porque el capitalismo tardío del siglo XXI, en el contexto de una crisis civilizatoria y el fin de época, acumula riqueza sin límites (1175 personas dominan 147 sociedades de riesgo que controlan 43,070 multinacionales que monopolizan todos los mercados del mundo) basadas fundamentalmente en las materias primas para la producción de bienes que se convierten en basura en menos de un año.
Extractivismo, destrucción de la naturaleza, concentración de la riqueza en pocas manos, crecimiento exponencial de la pobreza y el hambre, obsolescencia programada de los bienes y consumismo desbocado son partes de la misma lógica del capitalismo neoliberal del siglo XXI.

LOS DATOS Y CIFRAS DE LA DEASTACIÓN AMAZÓNICA
Tal como señalan el estudio “Cambio climático en el Perú. Amazonía”, “Cambio climático y fauna silvestre en la Amazonía” (Richard E. Bodmer y equipo), entre otros estudios, el fenómeno del calentamiento atmosférico está generando cambios y modificaciones en los ciclos productivos de los cultivos, en el ciclo hidrológico, en la biodiversidad, en la fenología de las plantas, en los calendarios de fructificación y toda la naturaleza, incluyendo la vida humana, está siendo drásticamente perturbada.
Sin duda el fenómeno climático más extremo y que está modificando la vida en la Amazonía son las sequías de los años 2005 y 2010, que hicieron colapsar el sistema de navegación fluvial y provocaron la muerte de millones de árboles que emitirán entre 5 a 8 mil millones de toneladas métricas de dióxido de carbono y metano. Así, el bosque amazónico, que absorbe 1500 millones de toneladas de carbono, ha pasado de riñón o pulmón del planeta, a ser un emisor de gases de efecto invernadero.
El impacto de las actividades económicas y extractivas, legales e ilegales-extracción de oro, petróleo, gas, narcotráfico, masiva deforestación para la instalación de monocultivos de palma aceitera, contaminación de ríos y lagos por aguas servidas y residuos sólidos domésticos e industriales, han colocado en estado de emergencia ambiental a la Amazonía.
Roberto Espinoza, ha denunciado, en nombre de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), en el marco de la COP 20, que anualmente se deforestan 150 mil hectáreas de bosques en la Amazonía Peruana.
Un estudio del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) establece que todos ríos de Madre de Dios están contaminados por el mercurio usado en la minería aurífera. Esta contaminación se extiende ahora a casi todos los ríos de la Amazonía donde ahora hay extracción aurífera.
Primero la OXY, que empezó sus operaciones en 1978, y luego Pluspetrol han arrojado cada día a los ríos Tigre, Corrientes y Pastaza más de un millón de barriles de aguas de formación con 100 grados de temperatura, que se extrae junto al petróleo, con hierro, bario, cadmio, plomo, benceno, mercurio y arsénico.
Los últimos “paquetazos” del Gobierno para atraer y estimular la gran inversión nacional y extranjera y principalmente la ley 30230 han abierto de par en par las puertas de la Amazonía y de las tierras y territorios de los pueblos indígenas al gran capital que agravará a niveles extremos la situación ambiental y social en la Amazonía.
El presidente Humala ha ofrecido aportar al Fondo Verde 6 millones de dólares. Si sólo derogara la Ley 30230 y obligara a las multinacionales, que son las niñas de sus ojos, a cumplir las normas ambientales estaría haciendo un millón de veces más para evitar la catástrofe ambiental en la Amazonía.
(Artículo pubicado en Diario UNO, el domingo 14 de diciembre de 2014)

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